Costa Rica tiene un esquema de direcciones único que difiere del formato convencional utilizado en muchas otras naciones. Describimos los lugares utilizando puntos de referencia, direcciones y distancias, en lugar de nombres de calles y direcciones numéricas.
Así, por ejemplo, en lugar de decir la calle 23 con la 4, diríamos frente al colegio público. ¿Y dónde está la escuela pública? Bueno, diagonal al bar de Don José, ¿y dónde está ese bar? A dos manzanas al norte del viejo Ceibo (que ya no existe, pero todo el mundo sabe dónde estaba).
Como puede ver, los costarricenses solemos utilizar una mezcla de puntos de referencia, direcciones y distancias al describir lugares, en lugar de nombres de calles y direcciones numéricas.
Esta forma de dirigirse tiene su origen en la planificación histórica de las ciudades costarricenses, cuando los hitos eran vitales para la orientación y la navegación.
En las ciudades pequeñas y las zonas rurales hay menos nombres formales de calles y direcciones numéricas, por lo que encontrar la casa de alguien depende aún más de los puntos de referencia y las indicaciones descriptivas.
Podemos utilizar elementos naturales, comercios locales o estructuras significativas como puntos de referencia para dar indicaciones. Por ejemplo, una dirección podría indicarse como «junto al gran árbol de mango de la entrada», ofreciendo un marcador reconocible para encontrar el lugar previsto.
¿Por qué? ¿Por qué?
La comunidad en Costa Rica es importante. Hablar con la gente es importante. Y apoyarse en la comunidad es una forma muy habitual de abordar cualquier situación aquí.
Por lo general, utilizamos nuestra familiaridad con la zona y las conexiones con las empresas locales y los vecinos como principal medio de navegación, en lugar de sistemas de direcciones formalizados.
Como la gente confía en los puntos de referencia comunes y en el conocimiento local para desplazarse, este tipo de direccionamiento individualizado une a las personas en comunidades. Fomenta un sentimiento de unidad y cooperación entre los residentes, ya que trabajamos juntos para garantizar que todo el mundo pueda orientarse fácilmente. Este enfoque comunitario de la navegación también ayuda a reforzar los lazos sociales y a crear un fuerte sentimiento de pertenencia al barrio.
A los extranjeros les puede parecer extraña esta forma de dirigirse a los costarricenses, pero refleja el famoso espíritu amable y acogedor del país.
El énfasis del país en preservar su legado cultural es una prueba más de su compromiso con la adopción de un enfoque más relacional y personal de la navegación basada en la localización.
Recientemente, algunas regiones urbanas han intentado implantar sistemas de direcciones más codificados, sobre todo con fines logísticos y de reparto del correo.
No obstante, muchos costarricenses siguen confiando en los puntos de referencia y las indicaciones descriptivas, como siempre hemos hecho. Esto refleja nuestro fuerte sentido de comunidad y nuestra íntima relación con su entorno.
Así que, aunque utilicemos Waze o Google Maps para desplazarnos, preguntar y obtener respuestas, establecer una sonrisa y establecer conexiones parece ser, al final, nuestro máximo lujo.